
Hace mucho que el equipo venía sufriendo derrotas por errores infantiles y por siestas imperdonables -basta con nombrar el gol del Lujambio para justificar esa afirmación-, pero algo cambió o al menos parece estar cambiando. Anoche la avivada fue de un pibe que también tuvo como protagonista a Sandoval y al autor del gol, Torresi. Es que el juvenil, encargado de alcanzar las pelotas, la acomodó rápido en el corner que ejecutó perfecto a la carrera Sandoval. Gol de Torresi y a llorar a otro lado porque el reglamento no permite retrotraer la jugada.
Hasta esa polémica jugada, las acciones de juego las dominaba San Martín. No tenía la profundidad necesaria pero era el más prolijo dentro del campo de juego. Y se notaba que tenía la cabeza puesta en el partido. Tras el gol, Quilmes se desesperó. Pascutti en vez de tranquilizar puso más nerviosos a sus dirigidos quienes se cansaron de discutirle a Raffa.
En la segunda mitad los visitantes se calmaron y San Martín le cedió la pelota, pero los quilmeños no tuvieron la tranquilidad ni la precisión para concretar las situaciones. Así llegó sobre el final el desahogo verdinegro con el gol de Quiroga. Llegó porque el equipo tuvo identidad, juego –sobre todo en el primer tiempo- y esa viveza e inteligencia que tanto se extrañaba. Este, sin dudas, parece otro equipo. Bienvenido.
FUENTE: SM (SJ)
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